HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Constantino al Concilio de Trento (313 - 1545)

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Historia de la Igleisa CatólicaHISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA. De Constantino al Concilio de Trento (313 - 1545)

FEDERICO I Barbarroja es coronado emperador por ADRIANO IV. Arnaldo de Brescia es ajusticiado.


FEDERICO I Barbarroja devuelve al papa ADRIANO IV el gobierno de los Estados Pontificios cuando, deseando ser coronado emperador de mano del pontífice, entra en la ciudad con un potente ejército. Allí intentan los senadores atraerlo a su causa, ofreciéndole coronarle función que según ellos, corresponde al Senado. Pero FEDERICO no se deja convencer, respondiéndoles: «Roma ya no es Roma». La ciudad se rebela contra él, por lo que FEDERICO toma cumplida venganza con los alzados, muchísimos de los cuales son ajusticiados. BARBARROJA ha de salir de Roma llevándose con él al papa y a los cardenales. Poco después, sus hombres logran apoderarse del instigador de los motines, el ardiente predicador ARNALDO de Brescia. El emperador se lo entrega al prefecto de la ciudad y éste le condena a morir en el cadalso, quemando luego su cadáver y echando sus cenizas al río Tíber. Finalmente, FEDERICO recibe del nuevo Papa, ADRIANO IV, la corona imperial como premio por la ayuda que le ha prestado.

El papa ADRIANO IV concluye con GUILLERMO I de Sicilia, hijo de Roger II, el tratado de Benevento.


Sometida Roma por FEDERICO I Barbarroja, el Papa ADRIANO IV se ocupa de sus problemas con los normandos quienes dominando el reino de Sicilia y el sur de Italia constituyen una amenaza para los Estados de la Iglesia. En 1156 el papa concluye con GUILLERMO I de Sicilia el tratado de Benevento, que garantiza al papado la seguridad de sus fronteras meridionales. Pero este acuerdo entre ADRIANO y los normandos indispone al Papa con el emperador. En realidad, nunca ha habido unas relaciones claras y cordiales entre el monarca alemán y el sucesor de Pedro. Posee aquél una enorme personalidad y es un hombre de Estado de excepcional categoría que lucha decididamente por restaurar todos los derechos y privilegios de su corona. Su imperialismo tiene que chocar necesariamente con un papa imbuido de antiguas pretensiones gregorianas por un dominio universal.

La frase «Sacro Imperio Romano» se empieza a usar en tiempo del emperador FEDERICO I Barabarroja.


Lo más probable es que la frase «Sacro Imperio Romano» para calificar al Imperio alemán se empiece a usar en tiempo del emperador FEDERICO I Barabarroja, que ansía ensalzar la santidad de su oficio en respuesta a la oposición que le hacen los papas. El primer testimonio de esta expresión corresponde a 1157. El Sacro Imperio Romano está constituido por multitud de pequeños y grandes Estados vasallos de derecho, pero independientes de hecho de los emperadores. A lo largo de los siglos llegarán a contarse por más de 240 estados. El imperio representaba la unidad de toda la fe en un cuerpo, manteniendo, con una unidad inquebrantable, el orden de la administración romana y del derecho. No es un imperio con fuerza militar, pero es un cuerpo político cuya organización se encuentra en el pasado de Roma. Vive de la fuerza y de la gloria de ese Imperio romano, consolidado en el pensamiento cristiano, que daba forma visible al Reino de Dios sobre la Tierra. De ese modo mantiene una especie de concepción de comunidad de los pueblos de Europa.

El interdicho lanzado por INOCENCIO III sobre Inglaterra no basta para contener las violencias del rey JUAN sin Tierra contra la Iglesia.


Como el interdicho (23/3/1208) lanzado por INOCENCIO III sobre Inglaterra no basta para contener las violencias del rey JUAN sin Tierra contra la Iglesia, en la fecha, lo excomulga.

La fortaleza de Calatrava abandonada por los templarios, es ocupada por monjes cistercienses.


La fortaleza de Calatrava abandonada por los templarios, es ocupada, en la fecha, por fray Raimundo de Fitero y un grupo de sus monjes cistercienses y de caballeros. Su éxito en la defensa de la plaza es reconocido por SANCHO III, que le otorga el castillo en señorío. El abad Raimundo instala en el mismo una orden de monjes-soldados, a semejanza de las de Jerusalén, que adopta el nombre del castillo: Orden de Calatrava. Esta orden será la pionera de las muchas que surgirán a partir de aquel momento en los distintos reinos españoles.

El emperador FEDERICO I Barbarroja exige que los obispos italianos le presten juramento de fidelidad.


En una dieta celebrada en Plasencia (Piacenza, norte de Italia), FEDERICO exige -contra el Conocordato de Worms- que los obispos italianos le presten juramento de fidelidad y poniendo su autoridad por encima de todo otro poder terrenal, incluido el de los papas. Estas medidas reunidas por los más ilustres exponentes del derecho, los juristas de Bolonia, en el llamado «Código Roncaglia», por haberse celebrado la dieta en los «campos Roncáglicos», proclaman que la voluntad del emperador, heredero directo de la potestad de los césares, constituye ley y le conceden amplio poder sobre las comunas y sobre la Iglesia. Lógicamente este código no puede ser aceptados por el Papa ADRIANO IV.

Inmediatamente FEDERICO Barbarroja emprende la lucha contra las ciudades libres italianas.


El emperador del SIRG, FEDERICO Barbarroja, emprende la lucha contra las ciudades libres italianas; exige, contra el Concordato de Worms,?el juramento de fidelidad a los obispos italianos hace sentir el peso decisivo de su autoridad en las investíduras eclesiásticas, considera el Estado pontificio como propio feudo.

Quedan regulados con tres breves apostólicos las relaciones legales de la Corona de Aragón con Roma.


El Papa ADRIANO IV, regula con tres breves apostólicos las relaciones legales de la Corona de Aragón con Roma. En la fecha, escribe a los arzobispos de Tarragona y Narbona diciéndoles que ha tomado bajo la protección de S.Pedro al conde y a todo su país y da su aprobación a los convenios de RAMON BERENGUER IV con las tres Órdenes de caballería, en relación al testamento de Alfonso I el Batallador. ADRIANO IV renueva además el privilegio concedido en 1095, según el cual el conde nada más puede sufrir excomunión o entredicho con el consentimiento del papa.